martes, 19 de agosto de 2014

Aqui comparto mi boda con todas vosotras!



Nos pedimos matrimonio en navidades del 2012, la forma quizás os la cuente otro día jajajaja.... y queríamos casarnos el 4 de agosto de 2013 que es cuando hacíamos 9 añazos de novios.

Teníamos muy claro como nos casaríamos, por lo civil, (no tenemos nada en contra de la iglesia, pero en ese momento considerábamos que no éramos demasiado creyentes), quizás el día de mañana quien sabe decidamos volvernos a casar por otro rito... Es un decisión para algunos un tanto complicada, uno quiere por la iglesia otro por lo civil. En cuanto a mi marido y a mi fue bastante sencillo...

Pero teníamos un problemilla para casarnos por lo civil ese día, puesto que caía en domingo y en pleno agosto, como lo solucionamos...

Pues sencillo, nos casamos el sábado 3 por lo civil en Cubas de la Sagra un pueblecito de Madrid con nuestras 2 testigos (hermanas) y nuestra bebe.





Y al día siguiente hicimos un poquito de paripé con una boda ficticia, pero para nosotros de gran significado con todos nuestros familiares y amigos... ahí es donde nos pusimos nuestras mejores galas y toda la carne en el asador. 

Nos casamos en Villaviciosa de Odón, en la finca La Chopera, desde que vimos el sitio sabíamos que no queríamos otro lugar, era precioso, con su capillita, el río, todo verde por el césped, la carpa, y la casa en la que nos alojamos para cambiarnos y posteriormente pasar la noche de bodas. Un lugar precioso.


El que hoy es mi marido, y yo, llegamos juntos en el mismo coche acompañados por nuestra preciosa hija que en unos días cumplía un añito. Llegamos a medio día para poder prepararnos, a él le destiné a una de las habitaciones adjuntas en las que más tarde ocuparían mis padres y mi pequeña. Mientras que yo me adjudiqué la nuestra (una espectacular habitación, con un baño enorme en el cual me podrían maquillar y peinar).

Fueron llegando familiares a los que se les pidió que llegaran un poco antes, para vestir Daniel, sus padres y su hermana. Y en mi habitación la peluquera, mi madre, mi hermana pequeña, mi tía... todas pasaban y se ponían guapas y yo para el final para estar impoluta y que no se moviera nada de su sitio. Había que darle intriga y que no me viera todo el mundo.
Mientras se maquillaban, yo aprovechaba para colocar mis vestidos, mi ropa interior, los zapatos, tenía todo lo imprescindible que da suerte en esta ocasión o eso dicen: azul y nuevo, la liga blanca y azul que me regaló mi madre, prestado unos pendientes de mi hermana pequeña (10 añitos) que estaba encantada de que llevara algo de ella, una pulsera de oro con piedras azules de mi madre y un colgante con forma de corazón de una de mis tías, también lo podríamos considerar como viejo.
Como quería que fuera la boda de la buena suerte y me encanta el color, los zapatos, que también eran azules, al igual que el ramo que me acababan de traer, con rosas azules, flores blancas, hojas verdes y en cascada.

Daniel ya se estaba vistiendo mientras el fotógrafo (un amigo) y el cámara (su primo) tomaban imágenes.


En cuanto terminó fue a recibir a los invitados, supongo.

Y luego era mi turno, tocaba ponerse radiante, ya una vez estaba con esa ropa interior tan sexy y mi batita, era hora de que pasaran a hacerme fotos y vídeo mientras me ponía guapa. Ahora tocaba ponerse el primer vestido, que era impresionante, y me enamoró en cuanto lo vi en la página web. Les tocaba a mi madre y a mi tía anudar toda la espalda (sudaron la gota gorda). Vino mi padre, que estaba guapísimo y le coloqué el prendido acorde con mi ramo de novia, era la hora de los zapatos, calmar los nervios y salir de su brazo.


Una vez se marcharon todos a sus sitios, me dieron el ramo y me colgué del brazo de mi padre.
Delante nuestra estaban los pajecillos: mi prima, mi hermana pequeña y en brazos llevaba a nuestra princesa con los anillos atados a la muñeca. Estaban preciosas!!!

Empezó a sonar mi música y nos dieron paso. El sitio estaba genial, lo habían puesto todo como lo había imaginado, estaba todo decorado a nuestro paso con antorchas (fue una boda de tarde-noche, puesto que en agosto hay que esperar a que baje un poco el sol y no atice tanto), pétalos de flores, las bandas por el techo, todo a nuestro gusto, no faltaba ni el más mínimo detalle, la decoración elegida fue en azul y blanco. Llegamos a la zona de la ceremonia y se veía a todo el mundo súper feliz, llorando, riendo, vitoreando... no sé cómo describirlo.

















En cuanto me dejó mi padre, me acerqué a mi madre, que lloraba como una magdalena (no es de las que lloran) y la entregué una rosa de mi ramo. Y me puse al lado de mi guapísimo marido, que tenía los ojos brillantes y una sonrisa increíble a su lado estaba su madre que tenía el rímel corrido de lo que había llorado.

Empezó la ceremonia con el incidente de la lectura, o más bien la improvisación (porque supuestamente nos iban a dar lo que tenían que leer nuestros amigos y no fue así) y los pobres se vieron en el apuro de improvisar, pero bueno, fue una anécdota para contar. Pasamos al intercambio de alianzas, mezclamos la arena y por fin llegó el beso.

Luego hicimos un agradecimiento a nuestros padres, hermanas, nuestra pequeña que no podía faltar en este día tan importante, a nuestros seres queridos -que por desgracia ya no están- y por ultimo a todos, por su asistencia.

Ahora tocaba el caos de los besos, felicitaciones, etc. Y a hacernos las fotos por la bonita finca que estaba verde y muy bien cuidada. (Ahora me arrepiento de una cosa, pero en ese momento no piensas en ello y es que apenas tenemos fotos con nuestra hija, tenemos 2 y son por separado, no de los 3 juntos). Pero bueno, me consuelo en saber que sí que tenemos muchas más fotos del viaje de novios que hicimos en el cual ella estuvo.




Había unas mesitas fuera aprovechando que todavía había luz y es donde se disfrutó del coctel.

Tuvimos suerte, quedó un poco de limonada, que se montó en un puestecito a la entrada de los invitados en la zona de la ceremonia, fue una de las cosas que más gustó. Pudimos reincorporarnos al coctel y comer un poco, por que ese día no es que comiéramos mucho a la hora del almuerzo.
y nos seguimos haciendo fotos esta vez con los amigos, familiares.


Pasaron todos al comedor y nosotros nos quedamos fuera para entrar los últimos y pasar una vez ya estuvieran sentados. Nos preguntó la organizadora si queríamos entrar bailando a lo que respondimos que no, qué vergüenza. Pero fue entrar y escuchar la música y ponernos a bailar. Estamos “pirados”, pero pensándolo, si no destacas el día de tu boda y te lo pasas bien, cuando lo vas a hacer.

Ya una vez sentados empezaron a traer la rica comida, aunque apenas comimos porque estábamos todo el rato de mesa en mesa, preguntando lo típico, si les está gustando, si se divierten, etc. también la gente aprovechaba para darnos los regalitos.

Una vez sirvieron los mini postres tocó hacer lo divertido, cortar la tarta con una katana que compramos (eso sí, en cuanto la cortamos se la llevó enseguida, decidido expresamente por nosotros, que no queríamos que ocurriera alguna desgracia haciendo el indio). La tarta era preciosa de color blanco y azul, con la figura de nuestra peque, la de nuestra perrita y la nuestra claro.


Ahora mi familia: mis hermanas, mi abuela, mis tíos y mis padres nos hicieron la entrega de un regalo, era un sobre gigante de color rojo, el cual abrimos y dentro había un cheque igual de grande con un vale para un crucero para los tres. Fue genial porque sino no hubiéramos tenido viaje de novios.

Mi cuñada nos dio uno de sus regalitos, un ramo de chuches para mí y un spiderman de gominolas para su hermano que de pequeñito era fan.

El padrino de Ana y su novia nos dieron unos regalitos para “la piojo”, ya que en unos días era su cumple y otro para nosotros.

Daniel y yo nos largamos corriendo a cambiarnos de ropa, porque tocaba el baile de apertura. Nos cambiamos, me quitó el vestido, se le dio bastante maña (y yo pensando con todo lo que ha costado ponerlo) y me puse mi segundo vestido, un vestido corto de color rojo, con la espalda de encaje y unos zapatos de baile a juego.

Salimos a fuera y decidimos ensayar un poco, porque a día de la boda no nos terminaba de salir. Una vez que ensayamos dos veces, nos dijimos a por todas y fuimos a por ello. Daniel se puso en medio de la pista de baile y yo en la calle, empezó la música y entré (no podía ver a la gente, porque si no me daría vergüenza y me colapsaría). Hicimos nuestro baile y por primera vez nos salió, terminamos clavados. Cuando terminamos estaba temblando, no me lo podía creer, nos había salido y nos estaban aplaudiendo (no tirándonos cosas).




Mientras Daniel bailaba un poco y se relacionaba con la gente, yo me fui con mi hermana la mediana y mi tía a cambiarme, esta vez con otro vestido blanco largo de estilo griego.
Salimos y nos dirigimos a la pista a bailar, divertirnos al fotomatón a hacernos fotos disfrazados (era increíble, hasta mi abuela de 90 años se animó a hacerse una foto disfrazada). Los niños disfrutaban del castillo hinchable, de la animación para ellos, tenían a las babysitter que se encargaban de ellos, pudiendo disfrutar los papis (hubo un peque, que se lo pasó tan bien, que luego lloraba porque no se quería ir, y eso que eran ya las 2 de la madrugada).

El dj dedicó algunas canciones, entre ellas a mi madre, con la que baile. Lo que más me gustó del baile fue ver a mi abuela bailando con mi padre y posteriormente conmigo, y la mujer estaba súper feliz. Eso me hace poner una sonrisa. ¡Ah! a lo mejor de todo es que está grabado para dentro de unos años, que me pueda acordar de ella, en ese día tan fantástico. También le pasó a mi marido, que bailó con su abuela.
Y mi suegro, que no bailó en toda la noche, el pobre se encontraba con un empiece de torticolis, se animó y de repente me sacó a la pista y encima con una movidita. Mi suegra bailaba con todo el mundo.

En toda la noche no bebí nada, me pedí un mojito en la barra de cócteles que pusimos, pero como es un sin parar, pues al final, estas a mil cosas y no te da tiempo de nada.

La noche dio tiempo para muchas cosas, el baile en el que Daniel me quitaba la liga (música de “Nueve semanas y media”, ya os podéis imaginar), un amigo que de la emoción que le puso a su baile se desgarró los pantalones en las rodillas, al deslizarse por el suelo. Parte de mi familia bailando una jota (lo mejor de todo: las pintas, ellos con la camisa enseñando ombligo y con las alpargatas de colores de las mujeres y una de mis abuelas cantando).


Esto ya se acababa y la gente se despedía porque al día siguiente muchos trabajaban, nosotros nos quedamos cerrando el baile con nuestra canción “Valió la pena”. Nos cogimos una bandeja llena de trozos de tarta que pusieron durante la barra libre, y nos la llevamos a la habitación. Nos cambiamos de ropa y salimos a la terraza a comer tarta y a ver las estrellas, ya nos fuimos a la habitación y... ¡eso forma parte de otro día!

Fue un día increíble, lleno de emoción, alegría, nervios, lo que más rabia da es lo rápido que pasa. Hemos podido ver el video, el cual nos encantó y no nos cansamos de verlo y afloran de nuestra piel las mismas sensaciones que ese día.

Si hay alguien de familia u amigos que lean esto solo quiero daros las gracias por ese día tan increíble.

Pero sobre todo a mi hija Ana, mi marido Daniel y a ti pequeña Helena que viniste en el viaje de novios. Os quiero!!!




















































































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